domingo, 28 de septiembre de 2008

RONNIE CARGA LA BALANZA EN EL CLÁSICO


Pirlo, Nesta e Inzaghi. Grandes pilares del Milán que se quedaban fueran, por lesión, del gran clásico de Italia. Por el lado del Inter, Mourinho no contaba ni con Jiménez ni con Figo.
La previa había sido caliente. El estratega neroazurri, se había encargado de decir que esperaba que el duelo fuese normal y que Shevchenko pudiese reencontrarse con el gol luego de su mediocre paso en el Chelsea.
Pero fue el capitán Maldini el que puso lo picante. Dijo: “Mourinho me encanta como entrenador, pero debe saber que los que juegan somo nosotros”, alegando por ese egocentrismo que posee el portugués.
Las alienaciones estaban claras por ambos lados. Entraba Ronaldinho y Kaká por los rossoneros, en una clara muestra por parte de Ancelotti de que se jugaba el puesto.
Mourinho alineaba su clásico 4-3-3 con Zanetti, Vieira y Cambiasso en el medio.

Soy sincero y debo decir que envidio el ambiente que había en el estadio San Ciro. Ambas barras entonaban himnos preciosos, alabando a sus gladiadores.

El arbitro Morganti dirigió un partido sumamente físico y con abundantes jugadores en el centro, destacándose la fiereza de Gattuso, que clausuraba su banda por donde circulaban Chivu y Quaresma. El Inter era más incisivo, atacando por el lado de Maicon, quien fue el principal factor de riesgo. El Milán en cambio manejaba mas el balón. Seedorf, Ambrossini y Ronnie, se preocupaban de dormir con su ritmo, para que de una estocada entrasen los veloces Pato y Kaká, que tuvieron mas de una oportunidad.
Hasta que llega el gol. Ronnie manda un balonazo a la derecha, que controla Kaka y es este, el que espera la llegada de Ronaldinho, quien con un soberbio cabezazo bate a Julio Cesar. Era el minuto 36.

El segundo tiempo comenzó con un Milán fiero. Incluso Pato y Kaka ayudaron a defender. Parece que Ancelotti no quería pasar malos ratos. El Inter entraba torpe, extrañamente, por que si hay algo que caracteriza a los equipos de Mourinho es su fiereza y su hambre de victoria.
No paso aquí, por que Kaka tomaba la manija y causaba estragos en la defensa neroazurri, incluso se fue expulsado Burdisso, luego de una fea falta sobre el brasileño.
Cuando corría el minuto 76 entro Adriano, que cambio bastante la balanza del partido dándoles mas vértigo y potencia a la delantera italiana. Pero nada pudo hacer por que el partido estaba sentenciado. Por que Ancelotti lo celebraba como un campeonato y los hinchas gritaban ya que se acababa la crisis, pequeña eso sí, de un grande el fútbol mundial

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